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19/10/2022

LOS REINTEGROS SON UN ELEMENTO VITAL PARA LAS EXPORTACIONES

Acceder a su cobro es fundamental para las empresas; si se producen en tiempos razonables y cada vez menores, la posición financiera de las compañías podría mejorar sustancialmente




 

Las bodegas necesitan que se mejore la agilidad de los reintegros

Un estudio del economista Javier Merino sobre la competitividad de las exportaciones argentinas de vinos da cuenta de la importancia de dos factores clave: un adecuado tipo de cambio y condiciones arancelarias más favorables. La comparación con la performance relativa del resto de los países competidores es contundente.

Por el lado de los aranceles que nuestros vinos tributan en el mundo, junto a los de Nueva Zelanda y Portugal son los que más lo hacen en los mercados más importantes, aunque a nuestras exportaciones se les debe adicionar el 4,5% de derechos que deben tributar los medianos y grandes exportadores. Chile disminuyó la barrera de ingreso a un nivel promedio casi nulo, lo que le permitió crecer de forma considerable con uno de los precios promedio más bajo.

Según este informe, la rentabilidad del sector vitivinícola medida a través de la contribución antes de impuestos, intereses y amortizaciones (Ebitda) disminuyó hasta ubicarse en el valor más bajo en 20 años. En el último ejercicio relevado a una muestra testigo de 40 bodegas que representan al total de la industria, arroja apenas un valor promedio del 10% sobre las ventas, ubicándolo en valores del 40% al 50% del registrado en países competidores como Nueva Zelanda, Italia o Estados Unidos.

Costos en pesos que se incrementan más rápido que el tipo de cambio oficial es la principal causa de semejante erosión.

Para reducir el impacto de los tributos interiores que los exportadores hubiesen abonado en su proceso productivo o comercial, hace décadas que reciben un reintegro sobre el valor FOB de sus exportaciones. Productos vitivinícolas y de diversos rubros, incluso de economías regionales, como farmacéuticos, perfumes y cosméticos, artículos de plástico, artículos para la construcción, prendas de vestir, artículos de cuero, manufacturas de madera, papel o cartón, porcelana, cerámica y vidrio, perciben un reintegro del 7%, mientras que otros productos de menor grado de manufactura gozan de un nivel inferior.

Desde el lado fiscal, tanto una reducción de los derechos o un incremento de reintegros ayudaría a estas empresas a morigerar esta compleja realidad. Se calcula que aquel 4,5% de derechos para una bodega promedio que genera un 40% de su facturación en el mercado externo representa un 1,8% de sus ventas totales o sea que su eliminación podría mejorar un 18% su rentabilidad.

Pero debido a la necesidad de caja por parte del Estado es poco probable que este punto se vaya a modificar, con lo cual el efectivo cobro de los reintegros se torna crítico ya que a estos niveles pueden explicar la rentabilidad operativa de la empresa si ésta es netamente exportadora. Asimismo, si esto se produce en tiempos razonables y cada vez menores la posición financiera podría mejorar sustancialmente.

¿En qué tiempos se están cobrando esos reintegros? ¿Cuáles son las principales dificultades que tienen los operadores para hacerlos efectivos? Según Bodegas de Argentina, sus asociados los están cobrando en lapsos de entre 120 y 150 días de ingresadas las divisas, cuyo trámite ante el banco operativo usualmente agrega 10 días.

Eso es si no hay ningún inconveniente en el proceso, aunque la realidad es que los motivos de desvíos son varios: desde la falta de registro del cumplido aduanero en la frontera, pasando por errores de facturación o no haber realizado el cierre electrónico de los permisos. Todos son eventos que obstaculizan el cobro del reintegro y requieren de un seguimiento pormenorizado, con mayor intensidad cuando los casos son muchos.

 

Fuente: Martín Clément – La Nación